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La historia de la cerveza como nunca antes te la habían contado.

La cerveza es la bebida alcohólica más antigua del mundo, y eso no es ninguna broma. Se cree que los sumerios, allá por el año 6000 a.C. , ya se pasaban el día de juerga con esta bebida fermentada. Y como no podía ser de otra forma, la historia de la cerveza está llena de anécdotas curiosas y momentos divertidos.

Un hombre bebe cerveza con una pajita para no tragar sólidos mientras es ayudado por un esclavo. La elaboración de la cerveza en el antiguo Egipto se relegaba a las mujeres, bajo la supervisión de los monjes

Pero vamos a lo importante, ¿cómo se llegó a inventar la cerveza? Pues resulta que todo empezó con la agricultura. Cuando los humanos empezaron a cultivar cereales, descubrieron que si dejaban los granos en un recipiente húmedo, estos comenzaban a fermentar y se producía una bebida ligeramente alcohólica. Así nació la cerveza, de forma accidental y sin saber muy bien lo que estaban haciendo.

Con el paso del tiempo, la cerveza se fue sofisticando. Los egipcios, por ejemplo, elaboraban una cerveza con pan de cebada y aromatizada con miel y especias. Los celtas, por su parte, añadían hierbas y bayas a su cerveza para darle un sabor diferente.

Pero la cerveza no solo era una bebida, también era una moneda de cambio. Desde la antigua Mesopotamia, pasando por el Egipto de los faraones hasta la Edad Media, los campesinos y trabajadores recibían cerveza como parte de su salario, y en algunos lugares se pagaban impuestos con ella. ¡Imagina pagar tus impuestos con cerveza! Eso sí que era un sistema tributario justo. De hecho, la falta de pago de salarios en cerveza a los trabajadores que construían las pirámides de Egipto, desembocó en la primera huelga laboral de la historia de la que se tiene constancia, haciendo que la sangre corriera por las calles de ciudades como Tebas y otras urbes donde vivían los trabajadores. Esto nos da una idea de lo importante que ha sido esta bebida a lo largo de nuestra historia como sociedad.

Los monjes de abadías y monasterios mantuvieron la tradición a lo largo de los siglos.

En el siglo XIX, la cerveza se convirtió en una bebida popular en todo el mundo. Y como suele pasar con las cosas populares, los industriales se subieron al carro y empezaron a producir cerveza en masa. Se olvidaron de la tradición y la calidad, y lo único que les importaba era ganar dinero. Pero no todo estaba perdido, en el siglo XX surgieron personas que se rebelaron contra esta industrialización y volvieron a las raíces de la cerveza artesana.

Gracias a estos cerveceros y cerveceras, la cerveza artesana está viviendo un resurgimiento en la actualidad. Cada vez hay más personas interesadas en probar nuevas cervezas y en apoyar a pequeñas cervecerías independientes. Y esto es algo que nos alegra mucho, porque la cerveza es mucho más que una bebida alcohólica, es una parte importante de nuestra cultura y de nuestra historia.

Así que siéntate, abre una cerveza artesana bien fresquita y brindemos por todos aquellos que han hecho posible que hoy podamos disfrutar de esta maravillosa bebida. ¡Salud!