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Cervezas Cluster

Ingredientes de todo el mundo servidos en tu copa

De todos los alimentos que el ser humano ha producido a lo largo de su historia, si hay uno que haya conquistado el mundo entero en tiempo y extensión, ese es, sin duda alguna, la cerveza. Desde los primeros pobladores de Egipto y Mesopotamia, que la veneraban y producían en hasta seis variedades diferentes, pasando por todos y cada uno de los grandes imperios que en algún momento han cohabitado en este mundo, la cerveza ha supuesto uno de los pilares fundamentales de cualquier cultura en sus diferentes variantes; ya fuese elaborada con trigo, mijo, arroz o centeno, entre sus otras muchas posibilidades, estos solos o aromatizados con multitud de especias, frutas o hierbas, como el mismo Gruit; una mezcla de estos, de origen local, con lo que su composición es indefinida, que durante siglos se ha venido usando como complemento para la cerveza. Hasta que durante el siglo XIII hizo su aparición el santo lúpulo. Principal compañero del grano de cebada malteada, la cual se convertiría en la más importante despensa de azúcar del mayor ejército con el que, en forma de hordas de microorganismos,  contaría el hombre para enfrentarse con mejor ánimo a las batallas en vida.
El periplo de su existencia nos deja un legado de infinitas variedades de ingredientes. En Cluster hemos tomado los que más nos han inspirado para crear una cerveza con inigualables caracteres cítricos exprimidos de los mejores lúpulos de ultramar que, con los complejos y maltosos aromas que el cuidado cocinado de los granos de cereales nos proporcionan, nos permiten disfrutar de una cerveza refrescante y lupulada que ya le hubiera gustado a Dickens o a cualquier normando despistado desprovisto de una buena pinta. 

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